martes, 29 de mayo de 2012

Insomne / Insane


Uno, dos, tres, cuatro, vuelta, uno, dos , tres, cuatro, vuelta. Mi habitación no da para más, tan solo cuatro pasos, dos movimientos por pierna, después impulso y un giro de ciento ochenta grados sobre una de mis extremidades.

La vista perdida, la mente lejos, movimientos automáticos que no requieren control, solo sosiego.  Tal vez no parezca sosegado un andar tan compulsivo, pero ¿Acaso existe algo más tranquilizador que la conciencia del propio poder volitivo que se concreta en el acto? Soy un pedante, lo siento.

El caso es que andar siempre me ha parecido la forma perfecta de hacer una pequeña multitud de cosas: pensar, leer, llorar, estudiar, escuchar música e incluso dejar la mente en blanco. Es como si necesitase estar haciendo algo para poder no hacer nada. Además de pedante soy un poco rarito, pero se me perdona porque estoy loco.

A veces me pregunto que pensaría la gente si alguien instalase una cámara en una esquina de mi habitación y , puesto que la ha instalado, se tomase la molestia de vigilarme a mí, su habitante, que por el hecho de habitar la habitación aporta el sustrato necesario a la etimología del sustantivo.

Sé lo que pensáis “Locus externo”, “otro ser sin personalidad que se cree tan complejo como para que observarlo sea interesante” Sea pues, lector, verdad que uno tiene sus defectos y sus desórdenes mentales, pero admítase también que está en la esencia de todo ser humano cotillear, comadrear, vigilar e interesarse por lo que hace el vecino, aunque tan solo sea por huír del tedio.

Así pues, la cámara en una esquina y el hipotético espectador en algún lugar del vasto mundo, podría ser testigo de la tragedia o tragedias, si se entiende que observa la vida entera o solo actos aislados, que se producen en mi cuarto.
Me vería reír a veces, bailar a menudo y llorar cada día. Soy dado a la lágrima, pero no le deis mayor importancia, porque como dije antes, estoy chalado.
Nada grave, tan solo un poco desconcertante. Soy de esos locos felices/tristes, radiantes/mustios o como sea que los llamen ahora, aunque me falta un juicio clínico de rigor por supuesto. Para que me diesen el carnet oficial de inestable mental debería elevar mis emociones a la hipérbole, y aunque no lo sepáis, también soy demasiado vago como para tomarme la molestia. Yo sé que estoy loco, el espectador de la cámara lo sabría y vosotros ya lo sospechasteis desde la enumeración inicial. Sin sorpresas pues.

El caso es que la cámara también reflejaría que mis horarios son extraños. Me gusta estar despierto de noche y duermo extremadamente bien de día. Es una cuestión de luz y oscuridad. La noche guarda muy bien los secretos, me permite vivir mis pensamientos sin que un extra inesperado entre en mi habitación a interrumpirme y por ende es silenciosa, como la muerte o el vacío. Asociaciones mentales.
El día sin embargo ofrece una cosa que conviene mucho a mi descanso. Luz. Y ¿Sabéis por qué me gusta dormir cuando hay luz fuera? Porque vuesto amigo el cinético-lunático también es un obseso del control, y sin luz el control es imposible.

Decidle a un loco que escriba un texto y tendréis una amalgama informe de sinsentidos, contradicciones e hilo argumental pobre. Nunca te fíes de un loco ni de quien prefiere vivir en las tinieblas de su cuarto o de su mente.

Saludos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario